domingo, 25 de enero de 2015

Desconectado en Alemania

Diez días han pasado desde mi último post. Ha habido muchísimos momentos felices. No he publicado porque los días han sido muy intensos y prefería centrarme en aprender alemán.

Al final las vacaciones han sido un éxito. He mejorado notablemente el alemán. Ni recuerdo cuánto hacía que no pasaba tanto tiempo con mi hermano. He conocido mucho mejor a mi querida cuñada. He corrido por los campos alemanes, de noche, nevado, con niebla, con un frío tremendo. Y han sido unos días de adultos, sin enanitos de 3 años.

Rescatar sólo tres momentos no es sencillo. Claramente, el poder contar, en alemán, qué tal me había ido la semana, es el mejor. Estábamos cenando con unos amigos el último sábado y cuando me preguntaron fui capaz, ¡de entenderles y de responderles!

Hacer un muñeco de nieve con mi cuñada para mandarle un vídeo a Paz comiéndome la nariz de zanahoria. Y cocinar con ella todos los días. Especialmente las albóndigas de la abuela. Mi hermano quería tener la receta y así además aprendieron a hacerlas.

Y por último, salir a correr con Carlos sobre la nieve caída el día anterior. Él cogió la bici para ver cómo se comportaban las cubiertas nuevas ¡de carretera! Yo, las zapitllas y a correr. 11 kilómetros charlando, con los caminos encharcados, rompiendo plaquitas de hielo, entrando en caminos con nieve virgen...  sin duda el día de entrenamiento más especial hasta la fecha.

Lo he pasado genial y lo mejor es que a la vuelta a casa tenía una chiquitina esperándome con una sonrisota que no le entraba en la cara.

En definitiva feliz y contento. Por supuesto, inmensamente agradecido a Inés, que se ha quedado con Paz una semana entera. Sin ella no hubiera sido posible ni coge el avión.

Mañana, a buscar más momentos felices.

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